sábado, 9 de outubro de 2010

Paco - CRITICA



























Intoxicados



El cine argentino muy pocas veces se metió con el tema de las drogas a fondo y sin tapujos. Heroína (1972) de Raúl de la Torre, con Graciela Borges o el policial Maldita cocaína (Pablo Rodríguez, 2000) con Osvaldo Laport son sólo casos aislados y bastantes fallidos de cómo algunos autores se atrevieron con una mirada distante y bastante externa. Tuvieron que pasar varios años para que Diego Rafecas (Rodney, 2008) volviera sobre el tema con un tratamiento espinoso e introspectivo que no cae en el lugar común de la moralina acusatoria.



Según Wikipedia, “el paco” es una droga que se elabora con las sobras de la cocaína. Es además una sustancia que posee un alto grado de toxicidad y que tiene un uso frecuente en las clases sociales más empobrecidas. En la tercera película de ficción de Diego Rafecas, Paco es un juego de palabras que hace referencia al nombre del protagonista y a la droga que éste consume; como dice el slogan: “Paco fuma Paco”.


Paco -gran trabajo actoral de Tomás Fonzi- no es de clase social baja, sino que -contrariamente- es el hijo de una senadora (Esther Goris) candidata a Presidenta de la Nación. Él tiene una relación sentimental con una chica de la villa que lo introduce en el mundo de la droga y lo lleva a la destrucción propia y de su entorno. Pero ese mundo que se derrumba volverá a cimentarse cuando el 'antihéroe protagonista' ingrese a un centro de ayuda para asumir su dependencia, junto a otros individuos que también atravesarán el mismo infierno.



Con varios elementos interesantes, Diego Rafecas trata el tema de la drogadicción de una manera inteligente y sin banalizaciones recurrentes. Tanto Paco como el resto de la fauna que conformará ese universo que será el centro de rehabilitación, son mostrados como seres creíbles sin ningún tipo de estereotipación. Personas atravesadas por su propio infierno que buscan salvarse o no, pero evitando el lugar común y la mirada complaciente por parte del espectador, ya sea justificando los hechos que los llevaron a esa situación autodestructiva o cualquier otra circunstancia de esas características.



Sería difícil encuadrar a Paco dentro de un solo género o de varios. Por momentos es un thriller, pero también podría ser un melodrama, o un film comparable a Trainspotting (Danny Boyle, 1996) por la agilidad y fragmentación de su montaje, además del tema que toca. Pero lo cierto es que el realizador toma todos estos elementos y nos presenta una estructura narrativa sin encasillamientos, en donde el guión atraviesa a cada uno de los personajes de manera independiente. Sí es cierto que existen similitudes, pero también existen las distancias que lo hacen una obra única y personal.



Las actuaciones naturalistas son un acierto a la hora de hacer creíbles cada uno de los personajes. Esther Goris, como la madre que debe elegir entre su hijo o la carrera política, logra uno de los mejores trabajos de su filmografía, tal vez nunca se la vio así desde la célebre Eva Perón (Juan Carlo Desanzo, 1996). Luis Luque; Romina Ricci; Leonora Balcarce; Willy Lemos; Sofía Gala Castiglione; Roberto Vallejos; Salo Pasik; María Ucedo y la siempre eficaz Norma Aleandro -en un rol alejado de sí misma, en uno de los mejores personajes de su carrera- , conforman un seleccionado castingl que, gracias a la dirección actoral de Diego Rafecas, logran momentos de una absoluta credibilidad, evitando golpear al espectador con cursilería cargada de cierta pretensión innecesaria.



Otro punto a favor digno de destacar son los rubros técnicos, notándose un especial cuidado en cada uno de estos aspectos. El sonido de Omar Jadur, la fotografía de Marcelo Iaccarino o la armónica banda musical de Tonolec, Pity Álvarez y Babasónicos se complementan en el todo logrando un film completo.



Sí es cierto que hay historias que no cierran del todo y que sobre el final se busca la complicidad del espectador para derramar una que otra lágrima, pero son sólo toques cinematográficos que ante lo valioso del tema se vuelven nimios y que no le restan valor al trabajo final. Paco es una película tan ineludible como controversial. Por fin el cine nacional se animó a tratar un tema - del que muchos prefieren no hablar - con la seriedad y el respeto que se merece. De visión obligatoria.


Por Juan Pablo Russo

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