La seleccionada por Argentina a la fiesta de los Oscar y que no pudo concretar su pase a la semifinal, llega hoy a Estados Unidos, es decir a Nueva York y Los Angeles. Caracho (2010) de Pablo Trapero, tenía todo para ser considerada; sin embargo la competencia que tenía enfrente no eran ni Biutiful, También la Lluvia o Dogtooth (solo por mencionar algunas), sino con la ganadora del año pasado: El Secreto de sus Ojos. A mi parecer ese fue el gran obstáculo y tampoco ayuda en nada que ambas llevan a Ricardo Darín, como protagonista interpretando a un abogado irresistible, que existe una historia de amor, dentro de un mar de corrupción obscura y fechorías al margen de la ley. Aún así con estas similitudes y con todos los atributos de la última obra de Juan José Campanella, queda un tanto corta y aquí va el porque...
Según vemos desde el comienzo, unas 8 mil personas personas mueren al año en Argentina a consecuencia de los accidentes automovilísticos y como nuestro capitalismo lo marca, detrás de una tragedia, siempre existe una industria. Y así está Sosa ( Darín), un abogado seductor sin licencia, quien vive de los fraudes generados a las aseguradoras y a los individuos que se involucran en percances automovilísticos de manera voluntaria para obtener algo de la ganancia. Se le ve buscando posibles clientes o víctimas en los lugares menos pensados, Sosa es tan solo un pequeño enlace de una industria corrupta, que involucra a jueces, matones, abogados y doctores. Lujan (Martina Gusman) es una joven doctora con múltiples responsabilidades en un hospital de las afueras de la capital, desde la guardia nocturna, a la sala de emergencias y hasta jefa de ambulancias. Su clara inocencia ante la vida y la profesión, ya que viene de provincia, pronto es transtornada por los hechos repetitivos que acontecen en su lugar de trabajo.
En uno de esos viajes conoce a Sosa (a manera simbólica representa a un carancho, una ave de rapiña) y entablan una relación sentimental que será más compleja de lo que ella espera. La historia de amor puede que no sea la preferida por muchos, pero funciona bastante bien dentro de la ya de por sí trágica historia; la refuerza y nunca se siente de más. La química entre ambos es perfecta, Darín ya saben está en Darín, pero es Gusman quien se lleva la cinta a golpe. Si con Leonera entró a las grandes ligas internacionales, con Carancho refrenda su lugar y la coloca como una de las actrices argentinas más importantes. Aquí su trabajo actoral no requiere una transformación seria para justificar su personaje, lo logra sin el mayor cambio. La naturalidad con la que trabaja es fenomenal, sin embargo la cuestión ahora es ¿podrá Martina Gusman ponerse bajo las ordenes de otro director que no sea su marido
Según vemos desde el comienzo, unas 8 mil personas personas mueren al año en Argentina a consecuencia de los accidentes automovilísticos y como nuestro capitalismo lo marca, detrás de una tragedia, siempre existe una industria. Y así está Sosa ( Darín), un abogado seductor sin licencia, quien vive de los fraudes generados a las aseguradoras y a los individuos que se involucran en percances automovilísticos de manera voluntaria para obtener algo de la ganancia. Se le ve buscando posibles clientes o víctimas en los lugares menos pensados, Sosa es tan solo un pequeño enlace de una industria corrupta, que involucra a jueces, matones, abogados y doctores. Lujan (Martina Gusman) es una joven doctora con múltiples responsabilidades en un hospital de las afueras de la capital, desde la guardia nocturna, a la sala de emergencias y hasta jefa de ambulancias. Su clara inocencia ante la vida y la profesión, ya que viene de provincia, pronto es transtornada por los hechos repetitivos que acontecen en su lugar de trabajo.
En uno de esos viajes conoce a Sosa (a manera simbólica representa a un carancho, una ave de rapiña) y entablan una relación sentimental que será más compleja de lo que ella espera. La historia de amor puede que no sea la preferida por muchos, pero funciona bastante bien dentro de la ya de por sí trágica historia; la refuerza y nunca se siente de más. La química entre ambos es perfecta, Darín ya saben está en Darín, pero es Gusman quien se lleva la cinta a golpe. Si con Leonera entró a las grandes ligas internacionales, con Carancho refrenda su lugar y la coloca como una de las actrices argentinas más importantes. Aquí su trabajo actoral no requiere una transformación seria para justificar su personaje, lo logra sin el mayor cambio. La naturalidad con la que trabaja es fenomenal, sin embargo la cuestión ahora es ¿podrá Martina Gusman ponerse bajo las ordenes de otro director que no sea su marido
Y ahora que hablamos de su media naranja y para retomar la cuestión de El Secreto de sus Ojos, podemos concluir que mientras Campanella dice más de lo que realmente muestra con su obra, Trapero no tiene empacho en exhibir; arriesga desde el comienzo. Quizás lo que eleva al thriller, es su carácter social (que ya había puesto de manifiesto en Leonera), y esa violencia inesperada, cruda y real para deleite o terror del espectador. Con Caracho, Trapero explora otro tipo de cine que nada tiene que ver con el somnífero Nacido y Criado (2006), quizás sea un cambio de rumbo en su carrera que lejos de preocupar, es una buena señal.
¿Escribí que tiene 20 minutos de menos que El Secreto de sus Ojos?
FONTE:
http://cinelatinony.blogspot.com/2011/02/estreno-carancho.html
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